En El viejo y el mar de Ernest Hemingway conocemos a Santiago, un hombre que lleva 84 días sin pescar y que en el día 85 se decide salir a pescar prometiéndose encontrar aquella presa que no ha obtenido en toda su vida, con lo que busca demostrarse y demostrar a todos que aún es un buen pescador y que no es un amuleto de mala suerte.
Peleando contra un pez, el mar, sus recuerdos y la ausencia de Manolín, su pupilo y amigo de pesca.
Así en la novela Hemingway nos muestra el seguimiento de las metas, ese impulso que nos lleva a los límites físicos y mentales con tal de cumplir aquello que realmente nos importa, dejando de lleno todo lo que somos.