Hace tiempo escribí la reseña de La soledad en tres actos de la escritora mexicana Gisela Leal. Por eso hoy te dejo las 10 frases que más me impactaron de esta novela.
- Su vida, esa que ya no tenía por habérsela entregado, toda completa, a Ella, a La Silla. Sangre, sudor y lágrimas había derramado por instalarse en sus cojines de seda y finas maderas.
- Ya ve cómo somos de necios: siempre añorando e idealizando lo que ya no está, inventándonos historias de lo bueno que habría sido aún tener lo que ya no tenemos.
- Para la mente de Antonia fueron varias eternidades las que pasaron así, en esa oscuridad, aunque en el tiempo real y mundano, el de los relojes y los calendarios, fuera solo un año.
- Porque la vida puede pesar mucho, muchísimo, usted eso lo sabe tan bien como yo, y ese peso pesado hace que el tiempo se vuelva más largo, eterno, cada segundo siendo sempiterno.
- Sus ojos recorriendo nuestras líneas, pero su mente tan lejos de estas páginas como la paz de nuestras vidas.
- Porque el que usted y yo tenemos enfrente, como puede ver, es un camino arduo y largo, uno que requiere de su atención absoluta y plena, no sus menudencias.
- No, no somos lectura de verano, no somos cosa ligera, ni en contenido ni en materia, y lo sabemos muy bien, pero igual nadie dijo que usted sí lo fuera, y por eso seguramente esta tarea de volvernos entrañables, usted de mí y yo de usted, nos va a costar tiempo, no mucho, ni poco, sólo el suficiente.
- Ese año transcurrieron varias eternidades para esta niña que en no muchas páginas habrá de volverse entrañable para nosotros.
- Como un tiempo perpetuo, uno en el que estuvo buscando urgente e inútilmente a una madre que no estaba y nunca estaría ahí.
- Teresa habría preferido que Antonia jamás hubiera existido, o al menos, que se hubiera ido con el-que-se-fue; al final de cuentas, era él el que tanto quería un hijo, ¿no?