Hace un tiempo escribí la reseña sobre 2666 (Alfaguara, 2016) del autor chileno Roberto Bolaño. Por eso ahora te comparto una lista con las 20 mejores frases que me encontré en esta novela.
- A partir de ese día (o de las altas horas nocturnas en que dio por finalizada aquella lectura inaugural) se convirtió en archimboldiano entusiasta y dio comienzo a su peregrinaje en busca de más obras de dicho autor.
- No fueron noches cómodas ni mucho menos placenteras, pero Espinoza descubrió dos cosas que lo ayudaron mucho en los primeros días: jamás sería narrador y, a su manera, era un joven valiente.
- De Liz Norton se podía decir que era una mujer a la que le resultaba más fácil dejar de fumar que ir a la guerra.
- Para ella la lectura estaba relacionada directamente con el placer y no directamente con el conocimiento o con los enigmas o con las construcciones verbales como creían Morini, Espinoza y Pelletier.
- Tenía libros que conservaba hace más de veinticinco años. No eran muchos. Todos viejos. Tenía libros que había comprado hacía menos de diez años y que no le importaba prestar o perder o que se los robaran. Tenía libros que a veces recibía perfectamente lacrados y con remitentes desconocidos y que ya ni siquiera abría.
- La Universidad de Santa Teresa parecía un cementerio de improviso que hubiera puesto vanamente a reflexionar. También parecía una discoteca vacía.
- Estas ideas o estas sensaciones o estos desvaríos, por otra parte, tenían un lado satisfactorio. Convertía el dolor de los otros en la memoria de uno. Convertía el dolor, que es largo y natural y que siempre vence, en memoria particular, que es humana y breve y que siempre se escabulle.
- Y después desaparecía tragado por el cráter veteado de rojo o por la letrina veteada de rojo y Amalfitano se quedaba solo y no se atrevía a mirar por el agujero, por lo que no le quedaba más remedio que despertar.
- Al marcharse la adolescente Quincy pensó que su madre había sido una mujer muy querida por sus vecinos y por la gente del barrio, pero que la vecina de su madre, cuyo rostro no conseguía recordar con claridad, aún lo era más.
- Al dejar atrás la frontera los pocos turistas que vieron por las calles de El Adobe parecían dormidos.
Lee aquí la reseña de 2666 de Roberto Bolaño
- Hay que hacer caso a las mujeres. Lo mejor es no desoír los temores de las mujeres.
- Nadie presta atención a estos asesinatos, pero en ellos se esconde el secreto del mundo.
- La muerta apareció en un pequeño descampado de la colonia Las Flores. Vestía camiseta blanca de manga larga y falda de color amarillo hasta las rodillas, de una talla superior.
- Esto ocurrió en 1993. En enero de 1993. A partir de esta muerta comenzaron a contarse los asesinatos de mujeres. Pero es probable que antes hubiera otras.
- El año de 1995 se inauguró con el hallazgo, el cinco de enero, de otra muerta. Esta vez se trataba de un esqueleto enterrado a poca profundidad en un potrero que pertenecía al ejido Hijos de Morelos. Los campesinos que lo desenterraron no sabían que se trataba de una mujer.
- Algunas de estas calles eran totalmente oscuras, similares a agujeros negros, y las risas que salían de no se sabe dónde eran la única señal, la única información que tenían los vecinos y los extraños para no perderse.
- Su madre era tuerta. Tenía el pelo muy rubio y era tuerta. Su ojo bueno era celeste y apacible, como si no fuera muy inteligente, pero en cambio buena, un montón.
- En 1920 nación Hans Reiter. No parecía un niño sino un alga.
- Reiter ya no supo que decir, en parte porque el sueño lo iba ganando, y lo último que oyó fue la voz de Zeller que decía que la guerra era la guerra y que más valía olvidarlo todo, todo, todo.
- Poco después salió del parque y a la mañana siguiente se marchó a México.