Como dije la semana pasada:
A lo largo de la historia de la literatura contemporánea, diversos autores han escrito sobre uno de los momentos más oscuros de la historia de la humanidad: la Segunda Guerra Mundial y todo lo que de ella se derivó como el fascismo y nazismo y cómo esta ideología no quedó sólo en Europa sino que, de diversas formas, llegó a todos los rincones del mundo.
Uno de los autores que escribió sobre esto, específicamente sobre América, fue el chileno Roberto Bolaño en sus obras La literatura nazi en América (Debolsillo, 2017) y su continuación Estrella distante (Debolsillo, 2017). Por lo que hoy te hablaré sobre la segunda.
Estrella distante es, por decirlo de una forma breve, un encuentro con el mal. En esta novela conocemos a Alberto Ruiz-Tagle, quien en La literatura nazi en América Roberto Bolaño nos presenta como Emilio Stevens primero y después como el piloto Carlos Ramírez Hoffman, de quién desarrolla el último capítulo de dicha novela. Así, al inicio de Estrella distante el autor nos advierte que ésta profundizará más en este autor maldito (con lo que Bolaño también refleja las bajezas de pinochetismo).
En Estrella distante cambia el nombre a Ramírez Hoffman, para ser, en los primeros años, en los que Bolaño conoce al autor: Alberto Ruiz-Tagle, un hombre que describe cómo tímido, poeta incomprendido, autodidacta y bien vestido; de hecho, tan bien vestido que Bolaño no puede creer que sea un autodidacta. Éste se involucra con una de las hermanas Garmendia, gemelas, poetas y las mejores de su generación; quienes compartían con Bolaño, Bibiano O’Ryan (amigo de Bolaño) y Ruiz-Tagle el taller de poesía de Juan Stein.
Una vez iniciado el Golpe de Estado contra Salvador Allende, Bolaño pierde la pista de muchos amigos, entre ellos de las hermanas Garmendia; después es detenido por apoyar la defensa del presidente chileno y es en los días que se encuentra prisionero cuando ve por primera vez a Carlos Wieder, un hombre extrovertido y vanguardista, quien en ese momento está piloteando un avión de la Segunda Guerra Mundial, un Messerschmitt 109, “el mejor caza de 1940” y con él hace poesía aérea, escribiendo versos con el humo del mismo. Al principio en latín, después en español. Con lo que causó conmoción, no solo en la cárcel sino, en todo Chile.
Ganando así diversos adeptos para después en otra presentación escribir en el cielo nombres de diversas mujeres, de quienes se pensaron eran sus amantes, novias o prostitutas; pero pocos sabían la oscura realidad: Wieder citaba mujeres muertas: asesinadas por sus manos. Entre ellas las hermanas Garmendia y después confirmada a Roberto Bolaño por Biabiano, quien le dijo que ya no las volverían a ver.
A lo largo de la novela el autor nos muestra de cara con lo peor de un hombre, lo más oscuro de la mente humana y también el autor nos da una muestra de cómo la cultura, el hombre culto no es sinónimo del bien y tampoco implica nada en esto último.
Tomando como escenarios Chile, Brasil, Argentina, México, Barcelona y Blanes en autor nos muestra la influencia del nazismo en nuestro continente, la maldad desmedida y contagiosa y una historia detectivesca en el que las únicas pistas son revistas en las que se cree que se vislumbra la pluma de Wieder, para llegar así a contarnos el autor como la literatura también se puede convertir en un “mar de mierda” del que una vez dentro se siente casi imposible salir, o al menos salir con vida…