La semana pasada escribí la reseña del libro Aquí no es Miami (Random House, 2023) de la escritora mexicana Fernanda Melchor. Por eso hoy te dejo las 95 frases que más me impactaron de este libro de crónicas.
- Decenas de intrépidos bañistas, chilangos especialmente, hallaban cada año la muerte en sus aguas traicioneras.
- Cinco luces brillantes parecieron emerger desde el fondo del mar, flotaron unos segundos sobre nuestras cabezas y después huyeron tierra adentro, hacia el estuario.
- Los noticieros advertían sin cesar lo peligroso que era mirar directamente el eclipse: podías quemarte las retinas y quedarte ciego para siempre.
- Durante uno de estos movimientos logró captar un objeto extraño que parecía flotar por encima de los edificios circundantes.
- Quizá buscaba a una persona que pudiera comprenderlos, alguien a quien legarle su ciencia y sus secretos.
- Pobre papá, no podía comprender. En el fondo no podíamos enojarnos con él; más bien lo comprendíamos.
- Tanto desmadre para una avioneta de narcos, dijo mamá.
- Los primeros reportes de actividad aeronáutica irregular detectada sobre los municipios del Sotaventos datan de finales de los años ochenta.
- Los más viejos las llamaban “brujas” los más informados “avionetas”.
- La presencia de soldados y agentes federales era algo común para los habitantes de la zona.
- Pero justo una semana después, la mañana del 7 de noviembre de ese mismo año, el Ejército, las autoridades federales y una avioneta Cessna de origen colombiano se vieron envueltos en un sangriento escándalo que logró burlar el apretado cerco de censura del gobierno.
- El sujeto que portaba las siglas de las PJF en el pecho, miraba directo hacia el lente.
- Concluir con tristeza que aquel objeto volador no identificado nunca transportó ningún extraterrestre sino puras pacas de cocaína colombiana.
- Creo que jamás en la vida volví a creer en algo con tanta fe como creí en los extraterrestres.
- Más tarde, ni siquiera Dios se salvaría de mi incredulidad.
- Dicen los actuales habitantes de la zona que, cuando la luna está ausente, extrañas luces de colores aún atraviesan la noche para aterrizar en el llano. Pero yo ya no tengo ánimos para buscar extraterrestres.
- Si vamos a platicar de Veracruz de los años setenta, tenemos que hablar del Cinturón del Vicio, me advierte el informante tras encender otro cigarro sin filtro.
- El Ojón pasó su infancia de cábulas, golfeando en las calles de la Huaca.
- Durante los años setenta, en pleno apogeo del régimen priista, existía en el centro de la ciudad de Veracruz un puñado de cantinas y bares que no cerraban nunca.
- Las cantinas del Cinturón del Vicio ofrecían una amplia gama de actividades: no sólo se bebía y se jugaba por dinero al dominó o las cartas, sino que también eran sitios propicios para el galanteo abierto con las meseras , las cocineras, las afanadoras o las que se dejaran, o para el romance furtivo con la mujer coqueta cuyo marido lo esperaba a uno afuera con la navaja abierta en la mano.
- En aquellos tiempo, los años setenta, El Ojón comenzó a trabajar de cuije y, por primera vez en su vida, supo lo que era tener dinero. Y mujeres.
- Así que comenzó a frecuentar el bar Tito’s ya no tanto para seducir a las meseras sino para vender la mercancía que comenzó a robar de los almacenes del muelle y de los barcos a los que subía.
- Todo menos cigarros. esos los marineros hasta los regalaban.
- Lis limitados medios técnicos de los que disponían se complementaban con el ingenio, el hambre y las ganas de chingar.
- La mayor parte de los trabajadores portuarios de aquel entonces apenas habían concluido la educación primaria pero era, por lo que El Ojón cuenta, expertos ingenieros en transas.
- Al menos vivíamos más contentos y teníamos dónde chingarnos nuestras chelas a toda madre y cotorrear sin que nadie nos hiciera de menos por ser obreros.
- Corría el mes de enero y el viento del norte soplaba helado contra el rostro desnudo de Paco, mientras caminaba por la avenida Montesinos hacia la garita del muelle.
- El viento impedía la carga y descarga de pallets y contenedores pero no afectaba las labores de los obreros del muelle cuatro, especializados en la carga de automóviles de importación y exportación.
- Paco rara vez trabajaba los sábados por la noche pero tenía tantas deudas que había decidido chambear algunos turnos extras y así compensar sus derroches.
- Una furgoneta de Migración y dos camionetas con las bateas ahítas de policías auxiliares avanzaba a toda prisa por la explanada y se detuvieron junto a un pequeño barco de carga amarrado en el muelle dos.
- De pronto le pareció que había algo en aquel pasillo, una sombra de que se deslizaba en el estrecho espacio y entornó los ojos para ver mejor.
- Pero aquellos nueve, los más aptos del grupo, los más desesperados, alcanzaron a saltar al agua y aferrarse a los pilares de concreto infestados de percebes.
- Dinos que estamos en Miami, por favor…
- ¿Miami? ¡No mamen, están en Veracruz!
- Paco pensó que, de haber tenido líquidos suficientes en el cuerpo, se habrían puesto a chillar como críos.
- Bebían con la desesperación de quien lleva semanas enteras en el mar sin ver más que la oscuridad de las bodegas.
- Aquel hombre estaba lleno de rencor, de determinación asesina, y nada ni nadie lo haría abandonar su propósito: sería capaz de asaltar y hasta matar para llegar a su destino.
- Acuérdate de lo que dicen: hay veces que hasta el Diablo necesita un rezo…
- Y mientras se secaba el sudor frío de la frente con los faldones de la camisola, se juró a sí mismo que aquel sería el último turno nocturno que trabajaría en su vida.
- El 7 de abril de 1989 se hizo pública una noticia que tenía como escenario el apartamento 501 del edificio de la Lotería Nacional: en un arranque de furia desproporcionada, una joven de 24 años de edad había dado muerte a sus dos pequeños hijos.
- Apenas seis años antes la acusada, Evangelina Tejera Bosada, había sido coronada como reina del Carnaval de Veracruz.
- Tras golpear repetidamente las cabezas de sus hijos contra el suelo, Tejera Bosada descuartizó su cuerpos para enterrarlos en un macetón con el que luego decoró el balcón de su apartamento.
- Las murmuraciones colocan a Evangelina Tejera en el corazón de un hogar en donde la violencia verbal y física son la norma.
- La realidad de la violencia que invariablemente tiene lugar en las calles del puerto durante las fiestas del Carnaval.
- Los trastornos de conducta de Evangelina no son resultado de ninguna clase de patología del encéfalo ni del sistema endócrino.
- Yo creo que fueron los narcos los que mataron a los chamacos, en venganza, porque ella y el pendejo aquel de De la Rosa se metieron toda la coca y se gastaron el dinero…
- El caso de Evangelina no volverá a mencionarse en la prensa sino hasta 10 años de su sentencia definitiva, en 2007.
Lee aquí la reseña de Aquí no es Miami de Fernanda Melchor
- Para entonces ya era un secreto a voces que los penales de la entidad veracruzana están controlados, desde sus mismas entrañas, por el grupo delictivo de Los Zetas, recién separados del Cártel del Golfo.
- La antigua reina de carnaval condenada por homicidio, Evangelina Tejera, ha sido obligada convertirse en un fantasma.
- Desde mediados de diciembre se decía que el penal sería vaciado para emplear sus instalaciones como set de una nueva película de Mel Gibson.
- Las puertas de Allende quedaron abiertas y a su alrededor se apiñaron decenas de mujeres que esperaban a que amaneciera para indagar la suerte de sus familiares.
- Una semana después, el 13 de enero de 2010, el gobernador Fidel Herrera Beltrán divulgó que bandas del crimen organizado se había apropiado del penal Allende.
- Eliseo le señaló a un chico cubierto de tatuajes y le dijo: A ese cuate le dicen El Diablo; no tiene ni 20 años y ya mató como a cinco.
- Ladrón de ganado, violador y mariguano conocido en la comunidad, varias veces preso por sus crímenes pero liberado siempre por las autoridades.
- Les dijeron a las autoridades de Playa Vicente que no les entregarían a Rodolfo Soler, que ellos mismos iban a enjuiciarlo y a lincharlo.
- Yo tenía 24 años. En aquel entonces, lo más cabrón que me había pasado en la vida había ocurrido un año antes: la pelea que tuve con mi padre justo antes de que me largara para siempre de su casa.
- No dejó de echar fiesta desde entonces, y yo tuve que ponerme a trabajar para comer y para terminar la carrera.
- Un jarocho de pura cepa, pensaba yo, fascinada; entrenado para la conservación de las hazañas viriles desde una cultura que desdeña lo escrito, que desconoce el archivo y favorece el testimonio, el relato verbal y dramático.
- Para entonces, yo ya estaba enamorada de él. Tardé varios años en darme cuenta de que, en realidad, me había enamorado de sus relatos.
- Las leyendas sobre la Casa del Diablo son muchas y nada originales.
- Si uno alcanzaba a descender hasta el último de estos sótanos, el más profundo, se toparía de frente con el mismísimo Satanás.
- Nadie quería darle la espalda al foso, de donde provenía el estruendo que hacía el bastón al golpear brutalmente las paredes.
- Cuando lograron salir, se encontraron con Roxana llorando con la cabeza metida entre las rodillas.
- Jorge hubiera querido matar al tipo e incluso pensó sacar la navaja que siempre llevaba consigo pues ya no era un boy scout de 15 años sino un malandro de 22, desertor de la prepa y del Ejército y veterano de mil peleas callejeras.
- Y así, riendo quedito, volvió a meterse entre el monte y desapareció. No volvieron a verlo, ni siquiera más tarde a la hora de los gritos.
- Un extraño brillo en sus ojos hizo que Jorge la soltará. Me estaban buscando ¿verdad? ¡Pues aquí estoy!
- La cara de Evelia acabó roja de tanto golpe. La expresión burlona fue desapareciendo y el brillo extraño se apagó en sus ojos y se puso a llorar desesperada.
- La chica vomitaba de furia mientras Jorge oraba. Se retorcía y contoneaba, lanzaba patadas y escupitajos.
- La curandera tomó un huevo y se lo pasó a Evelia por las sienes, pero el huevo se reventó tan pronto tocó la piel sudorosa de la chica.
- Dicen que amarraron a Evelia junto con un puerco al borde de una barranca, allá por Rinconada y empezaron el exorcismo, le contó Betty, aquella última vez que se vieron. Que en algún momento el demonio se salió de ella, se metió al marrano y entre todos los que estaban ahí lo aventaron al vacío.
- Fue así como conocí a mi primer marido. Fue así como me enamoré de las historias que contaba.
- Pero cuando salió del tambo, Pancho Pantera ya no pudo dedicarse a este negocio. Ahora Los Zetas lo controlaban todos.
- Su verdadero sueño era convertirse en narco y salir de la pobreza.
- Hasta los años treinta del siglo pasado, el clorhidrato de cocaína podría adquirirse en forma de comprimidos en diversas farmacias del puerto.
- Habría que esperar hasta los años noventa para que la cocaína cruzara la avenida Circunvalación y se ofertara a precios asquibles a la población.
- Una noche, un chilango, mimo de oficio, visitó la casa de Yiyo y le mostró la manera de hervir el bicarbonato sódico o amoniaco con clorhidrato de cocaína para fabricar “piedra”.
- El efecto del crack es efímero: después de arrojar el humo del primer tanque, el cerebro y las entrañas ruegan por una segunda dosis.
- Para el doctor Careló, existen dos tipos de adictos: los que fuman crack en pipa (los exquisitos) y los que lo hacen en una lata perforada (los miserables).
- Desde su sitio junto al ventanal, don Manolo les gritó que se arrojaran al suelo.
- La señora Rita no supo cuánto tiempo pasaron así, inmóviles sobre el piso mientras afuera tronaban las metralletas, ella con la nariz de Nené, el pequinés de la familia, pegada a su cuello.
- Afuera estaba lleno de reporteros con grabadoras y cámaras que querían escuchar su testimonio.
- Doña Rita pensó en ese momento que los periodistas eran como zopilotes que nada más andan rondando la desgracia.
- Paulito desoyó los lloriqueos de Doña Rita; se negó a faltar a la universidad por culpa del incidente.
- Han pasado varios días y la señora Rita no puede dormir.
- Doña Rita sabe que los soldados se han marchado de su calle, pero no entiende por qué el miedo no la abandona.
- Piensa que lo más aterrador de todo el asunto es que tendrá que entrar al consultorio y hablar con un extraño de sus sueños.
- Los tipos se ve que tenían instrucción militar, por el corte de pelo y el parado y la forma en que te miraban, aunque había uno que se veía bien malandro.
- En el Estado de derecho de mierda en el que vivimos, en donde una mentira tiene más posibilidades de convertirse en verdad jurídica que la misma verdad, y al final gana el que engorda más su mentira, o el que más varo reparte.
- Bueno, pues el favor consiste en que si ustedes llegan a ver que hay un asunto que me interesa. ustedes tienen que abrirse a la verga, a la de ya.
- Te dio a entender que él era sólo uno de tantos vendedores autorizados y que si acaso se atrevía a incrementar el costo oficial de cada bolsa era para ahorrarles a sus clientes las molestias de salir de sus domicilios.
- Pero Ángel, muy calmo, casi sonriendo, te dijo que bajaras del autor sin miedo, que la impunidad ante la policía ya estaba incluida en el precio de cada grapa.
- Que los patrones lo habían obligado a descuartizar el cuerpo de su antiguo compañero para demostrar su lealtad.
- Al día siguiente presentaste tu renuncia. Necesitabas el trabajo pero no sabías si los tipos aquellos volverían. Más tarde te enteraste de que tu supervisor había hecho lo mismo.
- Tenías mucho miedo y no podías creer que la ciudad en la que habías nacido y crecido se estaba convirtiendo en uno de esos lugares feos que existen en la frontera, en donde no hay a dónde salir a divertirse porque a cada rato hay balaceras.
- Te despiertas con el ruido de las metralletas tronando afuera de tu casa.