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Francis Scott Key Fitzgerald nació en Estados Unidos.​​ A los trece años publicó en el periódico escolar su primer escrito, una historia de detectives.​ Estudió en el instituto Newman en Nueva Jersey donde conoció al padre Sigourney Fay, quien lo alentó a seguir sus ambiciones literarias.

En 1914, decidió quedarse en Nueva Jersey para continuar su desarrollo artístico en la Universidad de Princeton.​ En 1917 abandonó la universidad para unirse al ejército. Preocupado por la posibilidad de morir en la guerra, escribió  El ególatra romántico, aunque Scribners lo rechazó, el revisor dejó constancia de la originalidad de su novela.

Durante una reunión conoció a Zelda Sayre y se enamoró de ella. En 1918 regresó a casa de sus padres para revisar El egoísta romántico y reestructurarla como A este lado del paraíso, fue publicada en 1920. Se convirtió en un éxito inmediato​.

El París de los años veinte fue el lugar más influyente en su desarrollo; se hizo amigo de muchos estadounidenses expatriados en París, en especial de Ernest Hemingway quien no se llevaba bien con Zelda y de quien afirmó que  “alentaba a su esposo a beber para distraerlo de su trabajo en la novela”, con el fin de que pudiera dedicarse a las historias cortas para mantener su estilo de vida.

En 1932, Zelda fue hospitalizada en la Clínica Phipps, en Baltimore, Maryland. Durante este tiempo, Fitzgerald alquiló una finca para trabajar en su libro más reciente, pasó por varias versiones y se publicó en 1934 con el título de Suave es la noche.

Su alcoholismo, que había comenzado en la universidad se volvió notorio durante la década de los 20 y comenzó a afectarle seriamente la salud hacia finales de los 30. Sufrió dos ataques al corazón a finales de esta década.

Compartió hogar con Sheilah Graham y eran compañeros constantes mientras Fitzgerald todavía estaba casado con Zelda. En la noche del 20 de diciembre de 1940, Fitzgerald y Sheilah fueron al estreno de This Thing Called Love, protagonizada por Rosalind Russell y Melvyn Douglas. Cuando se marchaban del Pantages Theater, Fitzgerald sufrió un mareo y tuvo problemas para salir del teatro; molesto, le dijo a Graham: «Creen que estoy ebrio, ¿no es así?».​

Al día siguiente, cuando Fitzgerald estaba comiendo una barra de caramelo y escribiendo unas notas en su recién llegado Princeton Alumni Weekly, Graham lo vio saltar de su sillón y aferrarse a la repisa de la chimenea, jadeando, para luego desplomarse al suelo.

Ella corrió a buscar al administrador del edificio, Harry Culver, fundador de la ciudad de Culver City, en California. Al entrar en el apartamento para ayudar a Fitzgerald, dijo: “Me temo que está muerto”. Fitzgerald había muerto de un ataque al corazón. El Dr. Clarence H. Nelson, el médico de Fitzgerald, firmó el acta de defunción, y el cadáver fue trasladado al Pierce Brothers Mortuary.​

Las obras de Fitzgerald han inspirado a otros escritores desde su primera publicación.​ El gran Gatsby incitó a T. S. Eliot a escribirle a Fitzgerald: «Creo que es el primer paso que da la ficción norteamericana desde Henry James…».

Don Birnam, el protagonista de The Lost Weekend, de Charles Jackson, se dice, refiriéndose a El gran Gatsby: “No existe (…) una novela perfecta. Pero si la hay, es ésta”. En cartas escritas en los años cuarenta, J. D. Salinger expresó su admiración por la obra de Fitzgerald, y su biógrafo Ian Hamilton escribió que Salinger incluso se consideró por algún tiempo «el sucesor de Fitzgerald».

Richard Yates, un escritor a quien se compara a menudo con Fitzgerald, afirmó que El gran Gatsby era “la novela más rica que había leído (…) un milagro del talento (…) un triunfo de técnica”. En un editorial de The New York Times publicado después de su muerte, se afirmó que Fitzgerald “era mejor de lo que creía, ya que en los hechos y en el sentido literario inventó una generación (…). Tal vez los interpretaba e incluso los guiaba cuando, llegados a la madurez, veían una libertad diferente y más noble amenazada por la destrucción”

He escrito sobre Francis Scott Fitzgerald

Mira aquí una breve semblanza de Francis Scott Fitzgerald

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