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Portada de La figura del mundo de Juan VilloroPortada La figura del mundo de Juan Villoro

Hace un tiempo escribí una reseña sobre La figura del mundo (Random House, 2023) del autor mexicano Juan Villoro. Por eso ahora te dejo una lista de las 20 frases que más me gustaron de esta novela.

  • Ella contenía sus emociones; juzgaba que la reconciliación era ya imposible y reconocía, con dolosa franqueza, el error de tener hijos cuando se sigue una carrera artística.
  • Mi padre ejerció la filosofía, pero prefería verse como un profesor y no como el creador de un sistema de pensamiento.
  • Éste no es un libro sobre un filósofo, sino sobre un padre que desempeñó ese oficio.
  • La egolatría y la falta de interés por los demás suelen acompañar a intelectuales y artistas.
  • Quien vive para concebir una realidad alterna suele desatender a los seres menores que medran a su lado, en la limitada realidad donde se derrama la leche y gato estornuda.
  • Lo que en una generación contribuye a la originalidad, en la siguiente puede implicar una alteración psicótica.
  • No es fácil llegar al mundo con alguien que pretende estar en otro mundo, pero es puede vivir con ello, e incluso se puede valorar esa peculiar manera de existir.
  • Mi padre fue contradictorio, como todos los que no son santos, y esas contradicciones valieron la pena de ser vividas.
  • Las relaciones entre padres e hijos suelen ser tan complejas que en ocasiones uno se castiga en favor del otro.
  • Su mundo dependía de los libros. Me costó trabajo acercarme a los que conformaban su biblioteca porque pertenecían al remoto territorio de la epistemología y la filosofía de la historia, pero los aprecié de otro modo a partir de los quince años, cuando la novela De perfil, de José Agustín, me reveló, por primera vez y para siempre, que la vida mejora por escrito.

Lee aquí la reseña de La figura del mundo de Juan Villoro

  • Nada más antiguo, nada más actual que el tema de este libro: un hijo habla de su padre.
  • La autoridad de mi padre era incontestable. No recurría a castigos físicos ni levantaba excesivamente la voz, por la sencilla razón de que bastaba que ordenara algo para que se cumpliera.
  • Un poco ausente, mi madre era una mujer hermosa que trataba de adaptarse a una vida ajena que curiosamente era la suya.
  • Luis Villoro Toranzo nació en Barcelona el 3 de noviembre de 1922, año de la publicación del Ulises de Jaymes Joyce, Trilce de César Vallejo y La tierra baldía de T. S. Eliot. La persona que me hablaba de antiguas civilizaciones llegó al mundo cuando la literatura mostraba su cara más moderna.
  • Mi padre no era gente de ritos y supersticiones, pero un día llevó a su hijo a la tumba de su padre y lloró, en forma rata, con una torpeza esencial, pues no estaba acostumbrado a hacerlo.
  • ¿Hasta dónde podemos recuperar una memoria ajena? ¿Es posible entender lo que un padre ha sido sin nosotros? Ser hijo significa descender, alterar el tiempo, crear un desarreglo, un desajuste que se subsana con pedagogía, a veces con afecto o transmisión de conocimientos.
  • No tengo un sólo recuerdo que me revele que mis padres se amaron, tampoco uno que se refiera a un pleito. Mi familia: dos personas que mezclan humos diferente.
  • En 1968 mi padre fue un filósofo que no transformó el mundo, o que sólo transformó la parte del mundo que lo necesitaba.
  • Las aventuras de la identidad son complicadas: por querer apoyar al equipo de mi calle, apoyo a un equipo de japoneses en Aguascalientes.
  • MI padre no me hablo del fatalismo ni de la condición trágica del ser, pero me llevó a los principales escenarios de la derrota: los estadios de futbol.

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