Hace un tiempo escribí la reseña sobre La perra (Alfaguara, 2023) de la autora colombiana y ganadora del Premio Alfaguara de Novela 2021 Pilar Quintana. Por eso ahora te comparto una lista con las 20 mejores frases que me encontré en esta novela.
- Muchos perros del pueblo morían envenenados. Alguna gente decía que los mataban aposta, pero Damaris no podía creer que hubiera personas capaces de hacer algo así y pensaba que los perros se comían por error las carnadas con veneno que dejaban para las ratas o a las ratas que estando envenenadas eran fáciles de cazar.
- Cuando Damaris llegó con la perra, él estaba afuera limpiando el motor de la guadañadora. Ni siquiera la saludó.
- Damaris no había podido tener hijos.
- Una noche con las disculpa de que él roncaba y no la dejaba dormir, Damaris se fue al otro cuarto y ya no volvió más.
- Si Rogelio le hacía algo, si se atrevía tan solo a levantarle la mano, lo mataría.
- La imagen quedó grabada en la memoria de Damaris así: un niño blanco y alto frente al mar, a continuación el chorro de la ola y luego nada, las peñas vacías sobre un mar verde que a lo lejos parecía tranquilo.
- La perra no debía acostumbrarse a estar con ella dentro de la cabaña o de la casa grande, donde pasaba gran parte del tiempo limpiando y encerando.
- Cuando llegó a su casa Damaris se alegró de ver a la perra tanto como la perra de verla a ella y la estuvo acariciando un rato largo, hasta que se miró las manos y se dio cuenta que se le habían manchado de mugre.
- Damaris siguió mimando a la perra hasta que se perdió en el monte.
- Frente a ella sólo quedó la selva, tranquila como una bestia que acabara de tragarse a su presa.
Lee aquí la reseña de La perra de Pilar Quintana
- Se durmió en seguida, pero con un sueño que no le hizo sentir ningún descanso.
- Esa noche llegaron directo a la cama y fue como si no hubieran pasado diez años desde la última vez.
- Damaris no lloró más por la perra, pero su ausencia le dolía en el pecho como si fuera una piedra.
- La mayoría de la gente pensaba que se había suicidado tirándose con la silla de ruedas por el acantilado, pero Damaris y Rogelio sabían que era imposible.
- Había estado perdido veintiún días y era, después de Nicolasito, el segundo cuerpo que más tiempo se había demorado en devolver el mar.
- La perra apareció cuando ya nadie le hablaba a Damaris de ella.
- El Gusantrex llegó en la última lancha, y los días que siguieron Damaris los dedicó a cubrirle las heridas a la perra con el ungüento, alimentarla con caldos y consentirla.
- La perra volvió a escapar un día en que fueron a la casa de la señora Rosa.
- Damaris no soportaba verla. Era una tortura encontrarla cada vez más barrigona cuando abría la puerta de la cabaña.
- Era la mirada de una asesina, la misma que ella debía tener ahora, la mirada de alguien que no se arrepiente y siente alivio de haberse librado de una carga.