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Portada del libro La reina de espadas de la autora mexicana Jazmina Barrera en editorial LumenPortada de La reina de espadas de Jazmina Barrera

La semana pasada escribí sobre La reina de espadas (Lumen, 2024) de la escritora mexicana Jazmina Barrera. Por eso ahora aquí te dejo las 37 frases que más me cautivaron de este libro.

  • El 11 de diciembre de 1916 nació Elena Delfina Garro Navarro. Y así comenzó, ya desde el vientre materno, una vida en fuga.
  • Su obra no estaba en el programa oficial de mi secundaria, ni de la preparatoria, ni en las clases de Literatura Hispánica que cursé.
  • Fue ella quien me recomendó que leyera a Elena Garro; me dijo que tenía que leer Andamos huyendo, Lola, porque era un libro parecido al mío. «Demasiado parecido», recuerdo que dijo, y tras ese inquietante comentario fui de inmediato a buscarlo a la biblioteca.
  • Se imaginaba que cada polvo era un mundo en el que vivían personas diminutas y se inventaba sus historias.
  • En iguala se educó entre los nahuas, empapándose de sus cosmovisión, oyendo y atestiguando los relatos de las violencias que sufrían, en particular cuando la Guerra cristera llegó a la zona.
  • La mandaron a la Ciudad de México cuando se convirtió en pirómana y le prendió fuego a la casa de una señora llamada Carolina Cortina.
  • De los muertos conservamos, sobre todo, imágenes y palabras: en eso se parecen a los libros.
  • Esto no es una biografía, es apenas una libreta de apuntes, una colección de historias, ideas, datos y gatos.
  • Los recuerdos que tenemos hoy de Elena Garro son confusos y contradictorios.
  • Y es que en su vida solía toparse con los intereses de hombres poderosos, bien capaces de influir en las narrativas oficiales.
  • A los quince años de Elena, su padre la envió a estudiar a la Ciudad de México. Se matriculó en la Escuela Nacional Preparatoria, donde en ese entonces estudiaban tres mil hombres y siete mujeres.
  • Empiezo a familiarizarme con la personalidad de sus trazos, a distinguir su escritura apresurada de la triste y de la dedicada. Es ahi, en esas minucias infraordinarias, en las manchas y los tachones, más que en los grandes secretos y confesiones, donde reside para mí la radical intimidad de esos papeles viejos.
  • Elena escribiría dieciséis obras de teatro, que fueron alabadas y aclamadas por la crítica. Se convertiría en un referente, una de las figuras más relevantes de la dramaturgia mexicana.
  • En abril de 1935, en una de las muchas fiestas que había en la casa de sus tíos, los Hernández Navarro, Elena conoció a Octavio Paz.
  • Las cartas de Paz desde Mérida son tan poéticas como categóricas. Los consejos y las prohibiciones abundan. También las órdenes y los regaños.
  • Es decir que para Paz lo femenino era lo opuesto del estudio y el saber.
  • «Aunque, en verdad», dice más adelante, «nunca pensé en el matrimonio. Tampoco Deva. El mundo ofrecía demasiadas atracciones para encerrarse en una casa ajena con un desconocido. Solo imaginarlo nos producía miedo».
  • La Elena de carne y hueso de 1937 sí que había oído hablar de Marx, y hasta por los codos seguramente: había asistido a las juventudes socialistas, era simpatizante de Trotsky y tenía un esposo comunista.

Lee aquí la reseña de La reina de espadas de Jazmina Barrera

  • Elena no se consideraba feminista: «El día en que manejemos ideas propias entonces seré feminista, pero mientras manejemos intelecto masculino, no soy feminista».
  • Si hablamos de teoría, está claro que el pensamiento de Elena no venía del feminismo. Sin embargo, su obra está llena de denuncias de la violencia contra las mujeres, de protestas y críticas en contra de los abusos machistas.
  • Critica en repetidas ocasiones los estereotipos que desacreditan la inteligencia de las mujeres.
  • Aparece también en varios pasajes la idea de que institución del matrimonio despoja a las mujeres de su humanidad y de su identidad.
  • Elena se quejaba de que Paz se lamentaba todo el tiempo de no ser mejor escritor. «¡Qué lata tanto ego!», escribió en su diario, «tomo una decisión, no puedo divorciarme, no tengo ni un centavo, además Octavio me quitaría a la Chata».
  • Se hizo amiga de André Breton, Benjamin Péret, Pablo Picasso, Jean-Paul Sartre, Albert Camus y varios otros artistas e intelectuales. La influencia de los surrealistas en su obra sería especialmente importante y evidente en varias obras de teatro.
  • Durante sus convalecencia, Paz le recomendó escribir sobre su infancia y ahí, con una Remington en el regazo, Elena escribió su primera novela —que sería publicada hasta diez años después—: Los recuerdos del porvenir.
  • Los recuerdos del porvenir es la memoria, la voz, la historia y la Historia del pueblo de Ixtepec.
  • La primera vez que Elena consideró quitarse la vida parece haber sido cuando se casó con Paz y quiso lanzarse a las vías del tren.
  • En marzo de 1957, tras una biopsia, le informaron que tenían que extirparle las trompas uterinas, los ovarios, la matriz y el cuello del útero.
  • Después de su divorcio, Paz se convirtió en un gran promotor de la obra de Elena.
  • El cuento gira alrededor de la traición, de lo que significa la traición de las mujeres en un mundo de hombres.
  • Ha sido comparado con la obra de Rulfo, pero dice Margo Glantz que La semana de colores tiene una diferencia crucial con la de Rulfo: lo que hoy llamaríamos perspectiva de género.
  • Las páginas que sobreviven de su diario de 1967 (hay varias páginas arrancadas) son una novela negra con todo y persecuciones, huidas frenéticas y balaceras.
  • En su diario dice que después de las amenazas de muerte, de bombas, de tortura, le tenía miedo a los teléfonos, le parecían animales peligrosos de los que había que alejarse a toda costa.
  • Echeverria le pidió que volviera, pero Elena se imaginó un futuro lúgubre de vuelta en su país y se quedó. Sus amigos de México le aconsejaban que no volviera.
  • En distintos momentos, Garro insinuó en público y declaró en sus diarios y a testigos que tanto Archibaldo Burns como Octavio Paz eran homosexuales.
  • En una entrada del diario, Elena cuenta la visita de un tal Enrique, que de dice que alguien más le leyó las cartas y le salió la Reina de Espadas en contra. Enrique le asegura que esa Reina de Espadas es Elena.
  • Y dicen que era su voz, sus palabras, las que revestían a su belleza física de algo superior.

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