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Portada del libro Los recuerdos del porvenir de la escritora mexicana Elena Garro en editorial AlfaguaraPortada del libro Los recuerdos del porvenir

Durante  los últimos días he escrito sobre la Revolución Mexicana en mis reseñas de cuentos. He hablado sobre la importancia que tuvo Juan Rulfo en la literatura mexicana y latinoamericana del siglo pasado a tal punto que fue elogiado por el mismo Borges y por Gabriel García Márquez, este último admitiendo incluso que él fue una gran inspiración para la creación de Cien años de soledad.

En la reseña del cuento La cuesta de las Comadres escribí sobre aquellas personas que perdieron una parte o el total de sus tierras para ser repartidas; y, en Nos han dado la tierra sobre aquellas personas que recibieron un pedazo de terreno en algún paraje, a veces yermo, de nuestro país. 

La semana pasada escribí una reseña sobre La reina de espadas (Lumen, 2024) de la autora mexicana Jazmina Barrera, libro en el que la autora nos muestra un poco de la vida, ideología y escritura de Elena Garro. La autora mexicana creadora del cuento La culpa es de los Tlaxcaltecas, el cual en su momento comparé con La noche boca arriba de Julio Cortázar. 

Al escribir sobre este libro llegué a una conclusión y esa es que desde hace mucho años he pensado que Elena Garro debió tener un reconocimiento mayor en la historia de la literatura mexicana. Lo supe desde que entré a sus primeros cuentos y me di cuenta de la madurez de sus palabras, la profundidad de sus párrafos y la complejidad de sus personajes. 

Para mí ella es y será la madre del realismo mágico, aunque como escribiría en su momento Gabriela Cabezón Cámara: “a ella [Elena Garro] se le ignoró por décadas. Más bien habría que pensar a Garro como una de las cimas del realismo mágico. Aunque a quién le importa, ya, esa etiqueta de mercado”. 

Pero, ¿a dónde quiero llegar con todo esto? Elena Garro escribió la que debería ser una obra obligada para cualquier lector. Una obra que fácilmente podría entrar al canon mexicano. Estoy hablando de Los recuerdos del porvenir (Alfaguara, 2024), una novela que debería ser compartida a todos los que gozan de las letras mexicanas; que debería compartir estantes con Pedro Páramo (Editorial rm, 2019) o El laberinto de la soledad (Fondo de Cultura Económica, 2019), por hablar de los libros más conocidos y más recomendados por libreros. 

¿Y por qué mencioné la Revolución Mexicana? o ¿La culpa es de los tlaxcaltecas? Sencillo, porque en Los recuerdos del porvenir el tema central es el resultado de la Revolución Mexicana, con la repartición de tierras y con lo que vino después: la guerra cristera, uno de los episodios más oscuros que podrá tener la historia mexicana. 

En Los recuerdos del porvenir conocemos el pueblo de Ixtepec que, como lo hizo Bolaño en 2666 (Alfaguara, 20217) con la ciudad de Santa Teresa, Elena Garro hace suyo para hacer alusión a Iguala, en Guerrero, sitio en el que vivió su infancia, un pueblo olvidado por Dios después de la Revolución, en el que hay personas que se hacen más ricas y con más tierras a costa de los indígenas que viven ahí. Pasando por encima de ellos no sólo por sus conocimientos sino de su vida misma en caso de ser necesario. 

Ixtepec no sólo es el poblado en el que todo ocurre, sino es nuestro personaje principal, tan vivo como los árboles que lo adornan y las aves que le cantan en sus calles. En él habita la familia Moncada: un padre, una madre y sus tres hijos, quienes desde pequeños sueñan con dejar Ixtepec, pero no lo han logrado, al menos no por completo, los hermanos trabajan en otro pueblo, pero vuelven continuamente a este sitio en el que Isabel, la hermana menor, aún habita. Y desde que llegó el ejército a invadir el poblado ese sueño se ve cada vez más lejano. 

Es esta familia un eje central en la novela. Este pueblo se ha visto nublado por la llegada del General Francisco Rosas, un hombre que tan poco se le asigno quedar al frente de Ixtepec se volvió un tirano al que le importan poco las vidas de los pobladores. La ley es su ley y no había más. 

Con la llegada de los militares Ixtepec perdió su color, su voz y su belleza, ahora la belleza de este lugar es una mujer, la amante de Rosas, quien traída a la fuerza es tomada como el mal augurio de este sitio y quien según el trato que de al General se toma como el motivo del asesinato de pobladores inocentes. Pobladores que incluso el mismo Ixtepec-personaje olvida pronto. Porque son tantos los colgados que es difícil acordarse de todos. 

Contándonos con una prosa magistral que te impide separarte del libro Elena Garro nos muestra cómo se vivió en diversos poblados de la República Mexicana la guerra cristera. Ese momento en el que las iglesias permanecieron cerradas y arrancaron lo poco que tenía el pueblo: su fe. Esos años en los que no hubo fiestas patronales, ni bautizos y años en los que los padres tomaron las armas para defender aquello en lo que creían y habían entregado su vida. 

Llevando así al lector a sentir el enojo, el miedo y la sinceridad con la que se desarrolla cada capítulo, mostrándonos por qué esta autora merece ser considerada de las más grandes, no solo de México, sino de Latinoamérica.

Mira aquí una breve reseña de Los recuerdos del porvenir de Elena Garro

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