Hace unos años ya desde que comencé con esta vida lectora. Aún antes de que pasara por mi cabeza la idea de crear contenido. Esto fue en los años en los que estuve trabajando en la librería Gandhi. Ahí encontré mi admiración y pasión por la lectura. Incluso, podría decir que fue esa experiencia lo que me llevó a tomar la decisión de ingresar a la licenciatura de Ciencias de la Comunicación y Periodismo.
Durante la carrera tuve la oportunidad de conocer a diversos personajes o profesores que trabajaron en medios de comunicación importantes. Por ejemplo, el profesor que fue editor en Novedades y que nos contó sobre la historia de El Excélsior, del cual ya hablé un poco en el texto que hice sobre Los periodistas (Joaquín Mortiz, 1984) del escritor mexicano Vicente Leñero. Este profesor me marcó, también, porque me llevó a preguntarme cómo era la relación entre un editor y un autor.
Años después, cuando estaba por terminar la licenciatura tuve la oportunidad de ingresar como becario en el periódico EL UNIVERSAL, ubicado en la Ciudad de México, en la mítica esquina de la información, donde en su momento estuvieron las oficinas no sólo de EL UNIVERSAL, sino de El Excélsior. Fue ahí donde entendí, por un corto periodo de tiempo, cómo se forja esa relación entre el editor y el autor/periodista/escritor.
Con el paso de los años mi pasión por la lectura me llevó a adentrarme a muchas obras, desde la novela, la poesía, el cuento, la crónica y el reportaje (porque sí, no ejerzo el periodismo, pero mi corazón está siempre con él) conociendo así a autores, aunque sea en el papel, de diversas latitudes. Con el paso de los años comencé con mis redes sociales y a compartir contenido sobre libros. Con eso, he tenido la oportunidad de ir a presentaciones en las que siempre el autor va acompañado de un personaje muy importante: su editor.
Lo que me llevó a preguntarme de nueva cuenta, años después de la primera vez que me hice esta pregunta: ¿cómo es la relación entre un autor y su editor? Por suerte, siempre hay un libro esperando a llegar a mis manos en el momento oportuno. Esto pasó con el libro del que hablaré el día de hoy: Un cuento de navidad (gris tormenta, 2023) del escritor chileno Alejandro Zambra.
En este libro conocemos a nuestro autor y a su editor David Tighwad a quien conoció cuando entró como crítico literario al diario Últimas noticias en Santiago de Chile. Nos habla de esa primera conversación en la que se rompe el hielo a través de autores, metáforas e incluso retos intelectuales que tienen que ver sobre la literatura.
Zambra, quien en ese momento no pasaba de los 21 años, nos cuenta cómo fueron esas primeras columnas que le entregaba a su editor y cómo éste cuando las revisaba marcaba a su casa comentando los cambios que consideraba pertinentes. Así, nos narra el autor, llegaban a pasar varias horas discutiendo sobre si una palabra era mejor o se podría cambiar por otra para dar más sentido al texto.
También nos cuenta sobre cómo era la relación que tenía este editor con sus otros columnistas y articulistas, entre ellos, Enrique Vila-Matas y Roberto Bolaño, en el que nuestro crítico literario nos muestra su admiración sobre estos autores. Y nos muestra a la par la envidia que puede sentir por ellos, considerando que su editor le pueda dar preferencia o más tiempo de preparación a los textos de éstos.
Poco a poco la comunicación y la relación entre editor-autor comienza a hacerse más estrecha. A tal grado que comienzan a verse en horarios y lugares fuera de la oficina. Llegando el punto en el que Zambra cuando se casa lo invita a su boda, no sólo porque es su jefe sino porque ya tiene un aprecio genuino hacia él.
Al pasar del tiempo, la relación laboral y de amistad crece. Una tarde mientras el autor y el editor dialogan sobre algún cambio en su última columna, llega un mensaje al editor sobre la salud de Roberto Bolaño. A lo que Zambra, optimista, dice que se recuperará, pero a los pocos días la vida, que nunca es lo que esperamos, le muestra que no será así, falleciendo el autor chileno/mexicano/español el 15 de julio de 2003. Siendo este un momento clave en su relación. Ya que el propio Taithwad escribe un artículo sobre el autor de Los detectives salvajes y pide al joven Zambra que sea él quien edite su texto, entrando por primera vez a conocer esas mieles que solo se prueban cuando manufacturas la materia prima de alguien más.
Un año después, con la publicación de la que sería considerada la obra más importante del autor: 2666, Zambra recibe la importante tarea de terminar el libro y entregar su texto lo más pronto posible ya que otros medios querrían publicar o adelantarse a su periódico. Ya que el catálogo de Roberto Bolaño, había tenido un boom después de su muerte.
Y aquí fue donde se marcó un hito para la literatura chilena al afirmar que esta obra de Bolaño terminaría por darle un sitio en la historia universal de la literatura. Pero, fue también esta obra la que alejó al editor y al autor y, por desgracia, a los amigos. Y todo debido a algo que podría haberse conversado en su momento.
En estos años, 2004/2005, Zambra sale del periódico Últimas noticias con lo que parece que el distanciamiento entre Taithwad y él será definitivo. Tiempo después, cuando Zambra ya ha publicado diversas críticas literarias en diversos medios y se ha convertido en un autor o crítico de renombre, por cuestiones de la vida, se reencuentra con su antiguo editor.
El reencuentro es como si nada de aquellos años bolañescos hubiese ocurrido, como si la amistad hubiese quedado intacta, congelada en el tiempo, para volver a ser lo que era antes de esta época glacial. Sólo que ahora, el autor de Poeta chileno ya no vivía en Chile, sino en México, se había divorciado de su primera esposa y se había casado ya con la escritora mexicana Jazmina Barrera.
A partir de ahí y de muchas conversaciones se dan cuenta que siempre debieron seguir trabajando juntos y que todavía lo pueden hacer sin que exista un periódico de por medio.
Fue así como comenzaron una travesía de publicaciones, lanzando al mercado diversos títulos entre ellos los más emblemáticos de este autor. Mostrándonos cómo la relación editor-autor puede ser tal que es capaz de romper con cualquier barrera.
Sin duda Un cuento de navidad abre las puertas al lector para observar ese camino entre el autor y la publicación final.