Lo poco que nos queda de la vida son los momentos mágicos con las personas que amamos. Esos momentos de risas, de pláticas de sobremesa, los momentos en los que se cuentan chistes o los momentos en los cumpleaños cuando estás rodeado de las personas más importantes para ti, tus hermanos, tus padres, tus tíos y, cuando es el caso, tus hijos.
Hace unos meses leí Umbilical (Alfaguara, 2022) del escritor argentino Andrés Neuman. En ese momento, unas semanas antes mi hermano me había dicho que sería papá por tercera vez. Fue algo revelador y nuevo.
Cada una de las veces ha sido como si fuera la primera vez. Recuerdo que en ese tiempo me acerqué a mis padres a preguntar qué sintieron y cómo vivieron los meses de espera para conocerme, primero a mí y después a mi hermano. Y con base en eso fue que escribí sobre ese libro.
Mientras veía el desarrollo del embarazo de mi cuñada me di cuenta que muchas cosas habían cambiado desde mi primera sobrina hasta este. Yo no era el mismo, había cosas que veía ahora más claro y con nuevos miedos.
Tal vez eso es a lo que se le dice crecer, ser más consciente de nuestros miedos y saber poco a poco cómo afrontarlos.
Los nueve meses se pasaron volando, pero algo me quedó muy claro de Umbilical: “Y nos hacemos cada vez más infancia, dos tiempos que se acercan lentamente”.
Es decir, mientras el bebé crece para ser más como somos nosotros en la actualidad, nosotros crecemos para ser más como ellos, volver a la inocencia primera y a la necesidad del otro. Al caminar, al comer o al hablar.
Desde ese momento he ido atesorando recuerdos con mis sobrinas y creando un lenguaje nuevo con mi sobrino. Justo ahora nueve meses después de esa noticia del nuevo integrante en la familia llegó otra joya de Neuman: Pequeño hablante (Alfaguara, 2024) en el que de nueva cuenta la paternidad presente es el núcleo de este libro.
En Pequeño hablante nos encontramos con un libro lleno de primeras veces, pero vemos también la evolución del lenguaje del pequeño. Conocemos sus primeros balbuceos, sus primeras palabras en las que todo son sustantivos, sin un nombre definido. Conocemos cómo es ese primer lenguaje, en el que nos comunicamos con el cuerpo: a través del llanto o de la vista. Y como esa forma de comunicación se pierde una vez que comenzamos a hablar hasta el punto en el que nos olvidamos esos no hablantes que fuimos.
En este libro Neuman vuelve a mostrarnos sus miedos al tener a este nuevo integrante de la familia en casa. Analiza los momentos importantes del hijo, ese momento en el que se pasa del aquí al ahora al pasado. Es decir, del momento en el que su hijo pasa de decir: pasa coche a “pasó coche”.
Además, Neuman nos muestra como los abuelos influyen en nuestro desarrollo y cómo estos también pueden cambiar de perspectivas con la llegada de un nuevo integrante en la familia. Sin duda, en este libro Neuman vuelve a hablarnos de la paternidad, no sólo a la distancia como en Umbilical, sino ahora mostrando que la presencia del padre y de madre son fundamentales en el desarrollo del lenguaje y en la sabiduría de la infancia.
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